(14 DE AGOSTO, 2023) Por J. Jesús Esquivel.
Boyas invasoras
Washington – En su primer viaje a Washington como secretaria de Relaciones Exteriores de México, Alicia Bárcena fue enfática al afirmar que “la mayoría de las boyas estaban del lado mexicano”, en referencia a la barrera flotante que el gobernador del estado de Texas, Greg Abbott, mandó colocar sobre el Río Bravo para contener al flujo de inmigrantes.
La declaración de Bárcena hecha la semana pasada al lado de Antony Blinken, el secretario de Estado del gobierno de Biden, parecía implicar que el presidente Andrés Manuel López Obrador había encontrado solución a los actos antimigratorios e inhumanos de Abbott.
Tomando en cuenta que AMLO se ha destacado por ser un férreo defensor de la soberanía y territorialidad de México, porque además así se lo demanda y exige la Constitución, las palabras de Bárcena al lado de Blinken y en la capital estadunidense, por un instante sonaron desafiantes y abrieron una pequeña ventana de esperanza.
Era lógico pensarlo, si ya AMLO había demandado a Abbott que quitara la barrera de boyas en el Bravo por ser “inhumanas” y porque actos de
esa naturaleza “no es de gente buena”, lo dicho por la canciller exponía una violación a la soberanía y territorialidad mexicana.
Cuando en la conferencia de prensa junto a Blinken se le preguntó a Bárcena por qué el presidente López Obrador no ordenaba quitar las boyas si estas “en su mayoría” flotaban en aguas mexicanas del Bravo, la declaración que minutos antes había entusiasmado se desinfló.
Consternada e incómoda por esa pregunta tan adecuada y pertinente que hizo Jim Cason, el colega y reportero de La Jornada en Washington, la canciller se acogió a lo que antes que ella reviró Blinken.
“Tenemos acuerdos, el de 1940 y 1970 y tenemos una instancia que se llama Comisión Internacional de Límites y Aguas que tiene dos secciones; la mexicana y la de Estados Unidos y, por tanto, estamos siguiendo ese procedimiento”, contestó Bárcena.
Un par de minutos antes, Blinken había marcado la línea al responderle al colega que Biden no las mandaba quitar aunque tiene la potestad de hacerlo, porque su país es uno que cumple leyes y el asunto de las boyas estaba siendo disputado y apelado en el sistema judicial.
“Obviamente que nuestra preocupación, nuestra demanda, es que se retiren estas boyas. Ya hemos presentado dos notas diplomáticas que han sido acogidas por el gobierno federal. Esto es una acción del gobierno estatal, pero obviamente está incurriendo en un problema ya no de carácter sólo estatal, sino realmente fronterizo”, agregó Barcena.
Más a mi favor, cantarían mis padrinos los hijos del Averno que no dudarían un segundo en exigir al Chamuco sacar a patadas a un ángel del cielo si con sus plantas profanase los dominios del pecado y perdición.
Parece inexplicable esta contradicción del gobierno de AMLO. Si la bronca es con el gobierno de Texas y no con el federal de gringolandia, cuál es el inconveniente de mandar a la Marina o al Ejército a defender la integridad soberana y territorial de México en las aguas del Bravo.
Abbott no podría hacer nada, digo, no es de su lado, ni se violaría la territorialidad texana si los azules o verdes se mojan la botas para quitar o aventar las boyas racistas e inhumanas en aguas que tanto resguarda Abbott para evitar la invasión que clama.
La disputa judicial entre Biden y Abbott es justo porque el presidente de Estados Unidos sostiene que el gobernador texano no tiene la autoridad constitucional para instrumentar medidas anti migratorias en la frontera
con México. Merrick Garland, el procurador General de Estados Unidos, demandó al gobierno de Texas por violar la ley sobre Ríos y Puertos que data de 1899. Garland sostiene que Abbot cometió una ilegalidad al instalar la barrera flotante con boyas sobre el Río Bravo.
El gobernador republicano se defiende en la Corte Federal del Distrito Oeste de Texas, usando la Constitución estatal que le autoriza hacer lo necesario para defender la soberanía y territorialidad ante una invasión.
Los invasores son los migrantes que pueden perder la vida por las boyas y el uso de la palabra “invasión” por parte de Abbott no es casualidad. De lado nuestro y sobre las aguas del Bravo la invasión de boyas está fundamentada y comprobada si nos basamos en lo dicho por Bárcena.
No importaría mandar con cinta métrica en mano a los marinos o soldados para defender lo que es nuestro y quitar a las boyas invasoras instaladas por gente mala; como Abbott. Cada quien sus aguas.